viernes, 24 de febrero de 2012

Un amor de verano

Dicen que en primavera la sangre altera, pero ¿no altera más la sangre en verano? Después de todo un año por delante vuelves al pueblo de tu padre/madre. Al principio, no sabes muy bien como animarte a salir con la gente porque te da vergüenza, pero llega el día en el que suena el timbre y vienen a buscarte.

Sales con ellos, las señoras comienzan a preguntarte ‘¿de quien eres?, empezáis a dar paseos en bici hasta el pueblo de al lado para comprar bebida para alguna ocasión especial, pasáis las horas en una cooperativa abandonada sin hacer nada, vivís como en un hotel, ya que sólo hay que pasar por casa para comer, cenar y dormir. Para el resto del pueblo las fiestas son de viernes a domingo a mediodía, sin embargo para vosotros comienzan el jueves y no terminan hasta el lunes de madrugada.

Primeras copas, primeros bailes, primeros cigarritos a escondidas y esa primera mirada. Un te invito a una copa y bailamos, un me acompañas al baño y esa última canción. Esa de la que todo el mundo quiere exprimir hasta el último verso, porque es la última, pero quizá la más especial, porque es esa en la que él decide abrazarte y bailar de otra forma. Y ese beso, esas mariposas por el estómago al sentir que vuelas y pensar sí, soy yo la que estoy viviendo esa escena de película.

Después de tres días intensos acaban las fiestas, pero vendrán más, todavía quedan dos largas semanas por delante. Comenzáis a mantener una relación que poco a poco se va afianzando, aprovecháis cada segundo como si fuera el último y sois felices porque en ese instante sólo existe lo que estáis viviendo allí, el resto del mundo se ha parado bajo vuestros pies.

Pero la felicidad no es eterna y llega la última semana. Esos días en los que es difícil disfrutar porque no podéis quitaros de la cabeza que se acaba. Y efectivamente, llega el momento en el que se pone el punto y final. Pero aunque estáis tristes no es el punto y final de una historia, simplemente lo es de un capítulo.

Llegarán los puentes, la Navidad, la Semana Santa y todo vuestro afán será contar los días para volver a respirar a norte. Se puede seguir manteniendo durante un año más, quizá dos. Pero el tiempo no perdona, son vidas que tienen que separarse, a fin de cuentas era simplemente eso, un amor de verano.

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